Un encuentro matutino lleno de fuego y bromas juguetonas
Bruno entró en la cocina, restregándose el sueño de los ojos. Su camisa colgaba abierta, dejando al descubierto su amplio pecho, y su cabello estaba deliciosamente alborotado. Se congeló cuando la vio, sus ojos oscuros se abrieron mientras la acogían. Se paró en el mostrador de la cocina, apoyada contra ella perezosamente, con su túnica de lave roja abierta lo suficiente como para revelar que el traje de lava roja debajo de la mujer estaba en llamas. El látigo colgaba de su mano, golpeando ligeramente contra su muslo. Sus labios se enroscaron en una sonrisa juguetona y malvada. "Bueno, buenos días", ronroneó, con la voz goteando de confianza. Bruno levantó una ceja, su sonrisa regresó mientras cruzaba los brazos. "Te levantas temprano", dijo, su tono bromeando. "Y aparentemente listo para … algo".

Colton