El Reino Eterno de Gloria y Misericordia en la Adoración
Yo sirvo al Dios de la gloria, que hablaban y las estrellas volaban, y proclamó su nombre a Moisés, Una llama en la noche del desierto. No atados a la tradición del hombre, ni tallado por manos de barro Su Palabra, viva y ardiente, Todavía hoy me habla. Su misericordia — onbeskryflik, Demasiado vasto para que la lengua enmarque, Lo suficientemente cerca como para susurrar El poder de su nombre. Me dio aliento y razón, Él puso la elección en mí; por el camino de la adoración, Y servirle con alegría. Toda la tierra y yo gemimos, Porque la canción del cielo comenzó - Que la justicia ruede como los ríos, Que todas las cosas encuentren al Hijo. Elijo Su voluntad, Su maravilla, Mi alma en Él es libre El Cristo resucitado, mi ancla, Quien reina eternamente. (Nota; 24 imágenes siguiendo las palabras del poema anterior formando un todo cohesivo)

Audrey