La gran aventura de dos gatos negros en Turquía
Érase una vez, en una montaña bañada por el sol en Turquía, donde el aire olía a pino y el mar brillaba como una joya turquesa gigante, vivían dos gatos negros llamados Popsy y Binky. Popsy, el mayor, era un felino regio y ligeramente mandón con una inclinación por dormir la siesta en los lugares más soleados. Binky, el más joven, era un torbellino de caos, siempre rebotando en las paredes y persiguiendo enemigos imaginarios. Juntas, eran las reinas de su pequeño paraíso, gobernando sobre sus humanos y el lagarto visitante ocasional con gracia y travesura a partes iguales. Una tarde ventosa, mientras los humanos descansaban en la terraza, bebiendo çay y admirando la vista, Popsy y Binky decidieron que era el momento perfecto para explorar el gran más allá. Específicamente, el cobertizo del jardín, que siempre había estado fuera de los límites. "Binky", dijo Popsy, moviendo la cola como la batuta de un director de orquesta, "hoy descubrimos los secretos del cobertizo. Pero debemos ser sigilosos. Nada de tonterías, ¿entendido? " Binky, que estaba ocupado golpeando un guijarro en el suelo, miró hacia arriba con una mirada amplia e innata

Hudson