Una presencia etérea emerge de aguas tranquilas
Una figura serena emerge de las tranquilas aguas, encarnando una presencia etérea con cabello largo y suelto parcialmente cubierto por una capa con capucha de color verde oscuro. Sus manos están extendidas con gracia, lo que sugiere un gesto acogedor o contemplativo, mientras que suaves ondulaciones irradian desde su cintura, mejorando el ambiente pacífico. Un halo brillante rodea su cabeza, agregando un aura divina a la escena contra un telón de fondo brumoso que insinúa la luz de la mañana o el anochecer. La suave paleta de colores combinada con el agua reflectante crea un ambiente de calma y espiritualidad, invitando a los espectadores a un momento de serena belleza e introspección.

Zoe